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Nota de publicación 04

Algunas reflexiones sobre la necesidad de la ciencia ciudadana

28 de octubre de 2021

La última pandemia global que ha sufrido la humanidad ha sido una seria advertencia sobre la necesidad de tener sistemas científicos sólidos, formados por instituciones avanzadas en la investigación y dotados de científicos cualificados y competentes en su especialidad. Evidentemente, todo lo que está relacionado con el ámbito de la salud, muestra de manera más nítida la fragilidad o fortaleza de los sistemas científicos, aunque esta situación se puede hacer igualmente evidente si observamos la actividad investigadora en cualquier otro campo (ciencias aplicadas y tecnologías, ciencias naturales, ciencias sociales, etc.). Sin embargo, la pandemia de la covid-19 ha incidido en algunos de los aspectos más relevantes de la actividad científica que afectan a todos los países, si no de igual manera, sí de manera importante; estos son la colaboración en la investigación, la comunicación de la ciencia a la sociedad y el compromiso ciudadano con la investigación.

Estos aspectos fueron incluidos hace algunos años dentro de las estrategias de investigación de la Unión Europea y de las recomendaciones de la OCDE, y han pasado a constituir algunos de los ejes importantes de la ciencia abierta, pero, de alguna manera, la pandemia global los ha puesto en el punto de mira de los hábitos que habría que fortalecer en los sistemas científicos. Respecto a la colaboración, desde la mitad del siglo XX la colaboración científica se ha focalizado en la cooperación entre los investigadores, y se ha venido intensificando a lo largo del tiempo, pasando los grupos de investigación a ser cada vez más amplios y a estar constituidos por especialistas de distintos ámbitos del conocimiento. Sin embargo, es desde hace pocos años cuando los investigadores comparten sus datos en abierto y los ponen a disposición de toda la comunidad científica y de la sociedad en general. Este es un cambio importante en los hábitos de producción y difusión del conocimiento, porque hasta hace muy pocos años la colaboración se mantenía dentro de los límites de los grupos participantes en los proyectos de investigación, pero abrir esta colaboración a otros actores, como las editoriales científicas, las agencias de financiación, e incluso a la ciudadanía en general, ha permitido un avance de extraordinaria importancia para entender el devenir científico de estos últimos años, y ha abierto unas excelentes perspectivas para que la ciencia se convierta en un actor importante en los desafíos que tiene que afrontar la humanidad.
El otro aspecto importante a señalar y que está íntimamente relacionado con el anterior es el de la comunicación de las actividades de investigación a la sociedad, con el fin de lograr el compromiso de la ciudadanía con la ciencia. En este sentido, la necesidad de abrir la ciencia a la sociedad está fuera de toda duda y, desde mi perspectiva, no se puede seguir desaprovechando el conocimiento que se ha ido generando en sociedades cada vez mejor formadas en herramientas y habilidades, y que están dispuestas a participar en las distintas fases de los procesos de investigación. En este sentido, no habría que limitar esta participación a la de meros receptores de los conocimientos científicos generados en las universidades y centros de investigación, sino a la de protagonistas activos en la generación de esos conocimientos. Indudablemente, esta nueva dimensión constituye una nueva forma de entender y colaborar en la investigación que, bajo la denominación de Ciencia ciudadana, está suponiendo un desafío importante para las comunidades científicas, ya que exige dar acceso a la ciudadanía en sus actividades de investigación, y aceptar que participen activamente en las diferentes fases, tanto con sus conocimientos como con sus herramientas.
Esta colaboración de los científicos con los ciudadanos se debe producir en cualquiera de las etapas del proceso de investigación, que deben de ser planificadas con todo el rigor que una investigación de calidad exige. No me cabe la menor duda de que el beneficio social que está surgiendo de esta colaboración será de gran importancia para todos. Uno de estos beneficios está vinculado con la resolución de los problemas reales y concretos que pueden tener las comunidades. Este sería uno de los objetivos de la ciencia, aportar soluciones a los problemas de la sociedad, facilitando la vida diaria de las personas que sufragan con sus impuestos las actividades de investigación. Otro de los beneficios de esta colaboración estaría relacionado con empoderamiento de la ciudadanía, a partir de la adquisición del conocimiento científico obtenido en su implicación en los procesos de aprendizaje, su capacitación a partir de ellos, así como el entendimiento mutuo entre todos los participantes.
No hay duda de que el pensamiento científico es un buen estimulante para las ideas y el entendimiento social, ya que permite tener al razonamiento como filtro y utilizar la objetividad como base de nuestras actividades y relaciones. En sociedades como las que vivimos, cada vez más masificadas, complejas y fracturadas, es fundamental abordar los problemas desde la razón, con el fin de que nos ayuden a entenderlos y buscar la mejor forma de resolverlos.
Finalmente, otro de los beneficios que, desde mi punto de vista, surge como consecuencia de la participación ciudadana en las actividades científicas, es el de lograr sociedades con fuertes valores democráticos. Para ello, las actividades científicas nos proporcionan conocimientos que nos muestran la realidad, dentro del mundo que tenemos, así como el mejor camino para conservarlo. También nos muestran la importancia de las ideas, así como defensa y discusión razonada de las mismas en un ambiente de tolerancia y respeto.

Por todo ello, la ciencia ciudadana es una oportunidad para todos, al facilitar un desarrollo más integral e inclusivo de la ciencia, dando la oportunidad a la sociedad en su conjunto a participar en su creación y a enfrentarnos de una manera más eficiente a los importantes desafíos en los que estamos inmersos. Desde mi punto de vista, no habría que desaprovechar esta oportunidad.

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